Enfoque Informativo

  • La introducción de virus bacteriófagos en el organismo de pacientes forma parte de terapias experimentales que han tenido gran éxito

Los virus bacteriófagos son capaces de salvar vidas. Así ocurrió en el caso de un paciente en los Estados Unidos, quien en enero de 2020 llegó a un hospital en Boston con una llamativa erupción en la piel que se le había extendido por el brazo izquierdo.

El paciente padecía una enfermedad crónica de riñón y sufría artritis por un problema en su sistema inmune que además le causaba complicaciones neurológicas. Los médicos decidieron tratarlo con medicamentos. Sin embargo, el tiempo transcurría sin que su brazo presentara mejoras.

Los médicos descubrieron que lo que le provocaba la erupción, que cada vez crecía más, era Mycobacterium chelonae, un patógeno de la familia de la tuberculosis que puede causar erupciones y daños generalizados en otros órganos.

El paciente sufrió graves efectos secundarios por la toxicidad de todos los antibióticos que recibió. Fue hasta la intervención del médico de origen venezolano Francisco M. Marty, fallecido en 2021 en un accidente, que la salud del paciente comenzó a mostrar signos de mejora. Marty sugirió que tal vez un virus fuera capaz de curar al paciente.

El médico hablaba precisamente de introducir en el paciente un virus bacteriófago que se alimentara y matara a la bacteria que consumía la salud del hombre de 56 años de edad.

Muddy, el virus bacteriófago que salvó la vida del paciente

Los médicos extrajeron muestras de microbios de las heridas del paciente. Después secuenciaron su genoma y buscaron entre 20 fagos que se habían estudiado antes para eliminar infecciones con otra superbacteria de la misma familia.

Así identificaron a Muddy, un fago que en las pruebas de laboratorio eliminó sin problemas a la M. chelonae. Después de inyectar el virus en el paciente, sus heridas comenzaron a sanar en tan solo dos semanas.

En la actualidad, el paciente sigue recibiendo el tratamiento viral y no muestra signos de infección, explica Jessica Little, médico del Brigham y primera autora del estudio que describe este caso. Ella afirma: “Es la primera vez que la terapia con fagos se aplica a la M. Chelonae. Además, es el primer caso en el que se consiguen resultados con un solo virus; normalmente se emplean cócteles de varios fagos”.

Este caso se suma al creciente número de pacientes que superaron infecciones con superbacterias gracias a esta terapia experimental.

“Recurrir a fagos como tratamiento compasivo no es nuevo, pero el hecho de que cada vez haya más casos y con resultados positivos refuerza la necesidad de regular su utilización en clínica”, resalta Valencia Pilar, bióloga molecular del instituto de Biología Integrativa de Sistemas de Valencia.

El empleo indiscriminado para tratar cualquier tipo de infección o para el ganado ha hecho que muchas bacterias desarrollen inmunidad contra muchos antibióticos conocidos. Las superbacterias son consecuencia directa del abuso de antibióticos.

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