Por José Ureña

La buena voluntad se desvanecerá con los primeros días del año nuevo.

Los mexicanos despertaremos en nuestra realidad con la continuación de cuanto se intentó y no se logró en el año ido.

Objetivo prioritario han sido, son y serán las instituciones electorales, hoy tan vituperadas políticamente y sojuzgadas presupuestariamente.

A ésa y a tareas de preparar los cuchillos largos fueron dedicados los días finales de diciembre por los dos frentes, el gubernamental y el opositor.

En el primero hay grandes avances.

Por algo el jefe del control político del Senado, Ricardo Monreal, reflejó ayer el escenario y advirtió preocupaciones en un mensaje de Twitter:

“Como parte del Senado, corresponsable de seleccionar a las y los ministros, deseo que la elección de quien encabezará la SCJN se realice con plena autonomía, y favorezca su desempeño como garante del respeto a la Constitución.

“Son enormes los desafíos que enfrenta ese poder”.

Hoy deberemos saberlo, pues está en juego la independencia de la Corte con varios aspirantes y dos finalistas previsibles: Yasmín Esquivel y Javier Laynez Potisek.

FRENTE Y ENFRENTE

Frente al oficialismo hay movimientos.

La alianza Va por México avanza en el Estado de México y, situación extraña, encuentra abrigo en amplias capas de la sociedad ansiosas de un frente social.

Los riesgos de rompimiento se disiparon con la incorporación de Ana Lilia Herrera como delegada especial priista y virtual coordinadora de campaña de Alejandra del Moral.

El panista Enrique Vargas y el perredista Omar Ortega ya están en sumados y en este mes debe haber pronunciamientos, amén del registro de la alianza.

Del lado gubernamental faltan arreglos.

Higinio Martínez, fundador y jefe del clan Texcoco, se mantiene a distancia de la candidata Delfina Gómez y del coordinador enviado desde Palacio Nacional, Horacio Duarte.

En Coahuila la maquinaria priista se aceita en torno a Manolo Jiménez, mientras al senador Armando Guadiana no le da paz el subsecretario Ricardo Mejía.

Este conflicto ha superado a Mario Delgado y requiere otra intervención presidencial, tras la primera para exigir respeto a las encuestas usadas para imponer su voluntad personal.

LAS CORCHOLATAS

Las corcholatas también serán llamadas.

Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard esperan la definición de la estrategia final para saber quién de ellos será el abanderado del 2024.

Se les dirá qué decir, qué hacer, cómo hacerlo y sobre todo la manera de generar sus propias simpatías populares sin afectar la imagen de las demás.

Con una característica: la civilidad entre ellos no será para los de enfrente y estarán en condiciones de realizar ataques sin cuartel, sobre todo en el Estado de México y Coahuila.

Los tres -y Ricardo Monreal como coordinador senatorial- acudirán a reforzar las campañas de Delfina Gómez y de Armando Guadiana.

Dicho de manera clara: el Presidente ya se inclinó por su patrocinador y empresario minero, y difícilmente le será arrebatada la candidatura.

Simultáneamente se llamará a Alberto Anaya y a otros dirigentes petistas para retirarles la tentación de postular morenistas disidentes y fracturar así el bloque oficial.