Por Eduardo Flores Salado

En Acapulco todavía permanecen 17 migrantes haitianos que buscan llegar principalmente a la frontera del país así como unos a Monterrey y a la Ciudad de México.

Los migrantes están en la glorieta frente a las oficinas del Instituto Nacional de Migración en donde reciben ayuda de grupos religiosos.

En el grupo de haitianos hay familias que tienen niños menores de cinco años, que también reciben juguetes.

Algunos, sobre todo las madres y niños duermen en casas de campaña, a la espera que las autoridades migratorias les otorguen el permiso de circulación.

Hablamos con Jennifer quién es una mujer que salió de su país, Haití, hace 5 años, por falta de oportunidades, trabajo, inseguridad y desigualdad. Ella permanece en el puerto de Acapulco desde hace 15 días, su mayor deseo es llegar a Tijuana.

“Nuestra travesía para llegar a la frontera, pasamos por Chile, Perú, Colombia, Panamá, Honduras, Guatemala y por último llegamos a México, lo que buscamos es una mejor vida, preferentemente en Estados Unidos”, agregó.

Los migrantes se encuentran recostados en el piso, sobre pedazos de cartón, a la espera de su ración de comida, que les entregan los voluntarios de la Iglesia de Costa Azul.

El grupo de migrantes haitianos, se encuentran a la deriva, sin recibir ningún apoyo de las autoridades migratorias, ya que esperan llegar a la frontera de Estados Unidos o rehacer su vida en la ciudad de Tijuana.

Saúl, migrante haitiano, relató que se encuentra “a gusto” en el puerto turístico, por el recibimiento de los voluntarios de la iglesia de Costa Azul, quien desea llegar a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, para lograr cruzar la frontera hacia Estados Unidos.

“Yo tengo mis papeles, pero estamos a la espera que unas cinco personas reciban su permiso, sobre todo las familias”.

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