De acuerdo con la organización española Maderea, existe una teoría que indica que esta frase data de hace más de 4 mil años sin que se sepa exactamente su origen. A pesar de eso, hay investigadores que la relacionan con los griegos o los indios norteamericanos.
Sin embargo, dicha asociación explica que es un término asociado con Dios, ya que la madera se considera un material noble y como un regalo de Él. Sobre todo porque el roble es una especie que al ser más alto, se creía que estaba más cerca del creador y que por tanto, traería mayor protección.
También se relaciona con la crucifixión de Jesús, ya que este fue crucificado en una cruz de madera, por lo que se pensaba que tocándola se podía obtener buena suerte.
Asimismo, se dice que esto no solo se relaciona con el cristianismo, sino también con otras culturas y religiones. Por ejemplo, los animistas de los Celtas pensaban que los árboles conectaban con las almas que vivían en ellos. Mientras que los griegos creían que el espíritu de Zeus estaba en los troncos debido a que los rayos caían en ellos.
