Enfoque Informativo

Acapulco fue escenario de una protesta contundente por parte de más de 500 transportistas, quienes bloquearon la carretera federal México-Acapulco, cerca de la caseta La Venta, en el bulevar Vicente Guerrero. La manifestación, cargada de simbolismo, incluyó la colocación de tres ataúdes en medio de la vialidad, algunos de los cuales fueron quemados, como un grito desesperado contra la violencia que azota al gremio.

Un bloqueo nacido del miedo y la indignación

El bloqueo comenzó a las 9 de la mañana y se prolongó de manera intermitente por más de 3 horas. Los manifestantes, principalmente taxistas y choferes de rutas suburbanas, denunciaron que en lo que va de 2025 han sido asesinados al menos 25 trabajadores del transporte público en Acapulco, 22 de ellos taxistas.

La protesta fue una respuesta directa a los asesinatos de dos taxistas el día anterior en el bulevar Vicente Guerrero y la avenida Cuauhtémoc, además de un tercer caso donde la cabeza cercenada de un chofer fue dejada en el cofre de un taxi en la carretera hacia Pinotepa Nacional.

Los transportistas señalaron que operan bajo constantes amenazas de organizaciones criminales. Arturo Salinas Sandoval, director de la Comisión Técnica de Transporte y Vialidad de Guerrero, llegó al lugar para ofrecer una mesa de diálogo, pero los manifestantes mantuvieron el bloqueo, exigiendo medidas concretas de seguridad.

Un asesinato que agrava la tragedia

Trágicamente, la jornada de protestas terminó con un nuevo golpe para los transportistas. Alrededor de las 16:10 horas, un taxista que había participado en el bloqueo fue asesinado a balazos en el bulevar Vicente Guerrero, frente a la tienda Soriana, en la colonia Renacimiento.

El conductor, cuyo cuerpo quedó en el asiento del vehículo con impactos de bala en la cabeza y el cuerpo, fue atacado por hombres armados. Junto al taxi, la Guardia Nacional encontró un cargador de 9 mm, pero el crimen permanece sin esclarecer. Este asesinato elevó a 13 el número de homicidios registrados en Acapulco en tan solo 24 horas, incluyendo tres taxistas y dos mujeres.

El asesinato del taxista, horas después de haber alzado la voz contra la violencia, desató indignación y reforzó la percepción de abandono por parte de las autoridades.

En lo que va de 2025, el puerto ha registrado un alarmante número de homicidios, con el transporte público como uno de los sectores más afectados. Desde principios de año, los ataques contra choferes han incluido asesinatos, quema de unidades y agresiones físicas, como las captadas en videos donde presuntos criminales golpean a transportistas para exigirles cuotas o información.

La violencia ha escalado a tal punto que, en julio de 2024, la propia alcaldesa Abelina López admitió que la situación “la rebasa” y que los municipios carecen de capacidad para investigar o combatir el crimen organizado.

En este contexto, la percepción de abandono se agrava por la falta de operativos efectivos. Aunque el gobierno federal ha desplegado 10 mil agentes de la Guardia Nacional en Acapulco, los crímenes persisten, y la vigilancia se concentra principalmente en zonas turísticas durante la temporada vacacional, dejando desprotegidas las colonias periféricas donde operan los transportistas.

Abelina López: Entre fiestas y críticas

Mientras Acapulco se sume en la violencia, la alcaldesa Abelina López ha sido objeto de fuertes críticas por su aparente desconexión con la crisis. El 15 de abril, mientras los transportistas bloqueaban el bulevar Vicente Guerrero, López encabezaba el paseo del Pendón en Ometepec, en la Costa Chica, como parte de su aspiración a la gubernatura de Guerrero.

Días antes, el 11 de abril, anunció con entusiasmo el Jolgorio Acapulqueño 2025, un festival cultural que arrancó el mismo 16 de abril con un desfile de danzas y música tradicional, y que continuará hasta el 20 de abril.

La promoción de estas festividades, aunque busca proyectar una imagen positiva del puerto, contrasta con la realidad de inseguridad que enfrentan los acapulqueños. En marzo, cuando tres taxistas fueron asesinados en un solo día, los transportistas ya habían reprochado a López su ausencia, pues se encontraba en Chile en un seminario de resiliencia climática.

Las críticas se intensifican ante declaraciones previas de la alcaldesa, quien en 2021 culpó a los medios de “causar alarma” por reportar la violencia y, en 2022, atribuyó la inseguridad a “la calor” y la “mala alimentación”.

Un puerto en crisis y un llamado urgente

La protesta del 16 de abril y el asesinato del taxista horas después son un reflejo del hartazgo y la desesperación de un sector que se siente abandonado. Los transportistas no solo exigen seguridad, sino una estrategia integral que combata la extorsión y los homicidios que han convertido a Acapulco en una de las ciudades más violentas del mundo. La ciudadanía, por su parte, cuestiona la efectividad de las autoridades y la prioridad que dan a eventos culturales en medio de una crisis.

Abelina López, quien sin éxito busca proyectar una imagen de liderazgo rumbo a la gubernatura, demuestra que no puede atender las necesidades urgentes de Acapulco.

Mientras tanto, los transportistas y los habitantes del puerto viven con miedo, atrapados entre la violencia criminal y la indiferencia de quienes deberían protegerlos. La pregunta que resuena es clara: ¿hasta cuándo seguirá Acapulco bailando al ritmo de la inseguridad?

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