Enfoque Informativo

Han pasado 24 años del asesinato del presentador de televisión, poeta, y comediante, quien fue atacado a las afueras de un famoso restaurante

Alrededor de las 13:00 horas dos televisoras con alcance nacional interrumpieron de manera intempestiva su transmisión usual para dar una noticia de última hora: el famoso presentador, comediante y poeta, Francisco (Paco) Stanley, había sido víctima de un ataque armado que acabó con su vida. Era 07 de junio de 1999.

“Lloran a Paco”, “¡Rabia!” y “Basta” era lo que se podía leer en los encabezados de los periódicos del día siguiente a lo ocurrido. Habían pasado menos de 24 horas pero ya se habían dado a conocer los primeros indicios.

Francisco acababa de terminar de transmitir su programa Una tras otra, la hora del desayuno llegó y él y sus colaboradores —el actor Mario Bezares (también conocido como Mayito), el periodista de espectáculos, Jorge Gil y la edecán del programa, Paola Durante— se dirigieron a uno de los restaurantes más populares de la época: un local revestido de amarillo y rojo ubicado en Jardines del Pedregal en el que servían tacos y otros “clásicos mexicanos” conocido como El Charco de las Ranas.

Carne de res en chile pasilla con frijoles y agua de tamarindo fueron los alimentos consumidos por Paco solo unos minutos antes de que cuatro balas en su rostro acabaran con su vida.

En el reporte policiaco brindado por las autoridades se dio a conocer que tras salir del establecimiento, tanto el presentador, como el periodista de espectáculos, Jorge Gil, subieron a la camioneta en la que había llegado, una Lincoln Navigator modelo 97 color negro. Staley iba en el asiento del copiloto, Gil en el del conductor, eran alrededor de las 11:50 horas de la mañana.

Ambos estaban esperando a Mario, quien tras recibir una llamada les pidió que se adelantaran, al parecer su estómago había resentido los chilaquiles que comió y necesitaba ir al baño. Por su parte Paola, se había quedado en la mesa del restaurante. Mientras Mayito se encontraba al interior del establecimiento, sus compañeros fueron interceptados por dos hombres armados que comenzaron a disparar.

El responsable huyó dejando la camioneta destrozada, un total de 25 casquillos percutidos en el área y a dos personas sin vida (una de ellas era Staley, la otra, un transeúnte que pasaba por la zona). La noticia sacudió la tarde y marcó el inicio de una serie de investigaciones que 24 años después siguen sin brindar claridad en el caso.

“Esto no fue un asalto, nos estaban cazando”, dijo Jorge Gil en su momento.

Los sospechosos

Frente a las muestras de indignación por los hechos, el gobierno del entonces Distrito Federal (hoy Ciudad de México) encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, tuvo que responder con un comunicado en donde expresó su compromiso de detener a los responsables y lamentando la forma en que algunos medios reaccionaron, pues el asesinato del conductor de televisión desató la ira del mundo del espectáculo, desde donde se responsabilizó a las autoridades por lo ocurrido.

En ese comunicado emitido el mismo 07 de junio, el gobierno local también aseguró se había tratado de una “ejecución del crimen organizado”. Un día después se llevó a cabo el funeral de Paco, una multitudinaria despedida entre flores y llanto.

Sin embargo, el 09 de junio la opinión pública dio un giro: la entonces Procuraduría General de Justicia del DF (hoy Fiscalía General de Justicia de la CDMX) anunció que al interior de la ropa de Paco Stanley y también en la de Mario Bezares se habían hallado residuos de cocaína. Ello reforzó una de las teorías en el caso: delitos relacionados con el narcotráfico.

Sin embargo, la familia Paco descartó las hipótesis sobre posibles nexos con el crimen organizado, y desmintió los señalamientos emprendidos por las autoridades capitalinas.

A partir de ello, las investigaciones arrojaron más preguntas que respuestas y las sospechas se volcaron a dos personas que estuvieron presentes en la escena del crimen: Mario Bezares y Paola Duarte, quienes fueron encarcelados semanas después del asesinato.

La línea de investigación sostenía que tanto Mayito como Durante, habrían sostenido una reunión con Luis Ignacio Amezcua, el entonces líder del cártel de Colima, para supuestamente planear el asesinato como cobro de deudas.

Semanas de investigaciones alineadas con esta teoría llevaron a que el 18 de agosto de 1999 fuera detenido Erasmo Pérez Garnica, “el Cholo” quien fue señalado como el presunto ejecutor del homicidio de Francisco Staley debido a que sus características físicas coincidían con el retrato hablado.

Casi una semana después (el 27 de agosto de 1999) un boletín de la PGJDF comunicó la sobre la supuesta relación de Stanley con el narcotraficante Amado Carrillo Fuentes El señor de los cielos, en el documento se dijo que su convivencia era frecuente.

Sin embargo, la línea de investigación se vino abajo luego de que el testigo clave en el caso, Luis Gabriel Valencia López —conocido por ser el cocinero de los hermanos Amezcua (ambos presuntos líderes del cártel de Colima)— denunció que la PGJDF lo sometió a torturas para inculpar a los detenidos, es decir, a el Cholo, Bezares y Paola.

Horas después el entonces procurador Samuel del Villar respondió al hecho y aseguró que detrás de la retractación de Valencia existían “intereses criminales poderosos y corruptos” del narcotráfico. Sin embargo y finalmente, en enero del 2000, un juez declaró inocentes a los señalados por falta de pruebas.

Años después, se abrió una nueva puerta en las investigaciones, ya que se acusó a Luis Alberto Salazar Vega El Bolas, como el posible responsable.

De acuerdo con las investigaciones, el hombre era integrante del cártel de los Arellano Félix y supuestamente había sido encomendado para hacerse del territorio del entonces Distrito Federal, el asesinato habría estado relacionado con dicho encargo.

Por años El Bolas se convirtió en el sospechoso número uno, hasta que en abril de 2011 el ejército anunció su captura en Tijuana; sin embargo su participación en el delito no pudo ser comprobada.

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