En medio del juicio que enfrenta el príncipe Andrés -despojado de sus patrocinios reales y títulos militares por escandalo sexual– en Estados Unidos, otro miembro de la realeza lidia una batalla legal; se trata del príncipe Harry, quien solicitó una revisión judicial de la decisión del gobierno británico de no dejarle pagar personalmente la protección policial cuando viaja a Gran Bretaña.
Harry quiere llevar a sus hijos Archie y Lilibet a visitar a su país natal desde Estados Unidos, pero considera que es demasiado arriesgado sin protección policial, según dijo el sábado el representante legal del duque de Sussex.
“El duque y la duquesa de Sussex financian personalmente un equipo de seguridad privada para su familia, pero esa seguridad no puede replicar la protección policial necesaria durante su estancia en Gran Bretaña”, indicó un comunicado.
“Sin esa protección, el príncipe Enrique y su familia no pueden volver a casa”, añadió.
Harry y su esposa, Meghan Markle, perdieron la protección policial con financiamiento público en Gran Bretaña cuando dejaron de ser miembros activos de la familia real y se mudaron a California en 2020. La petición de una revisión judicial se presentó en septiembre para impugnar la decisión sobre seguridad.
La seguridad de Harry se vio “comprometida debido a la ausencia de protección policial” durante una breve visita en Gran Bretaña en julio, cuando su auto fue perseguido por fotógrafos cuando salía de un acto benéfico.
La hija de siete meses de Harry y Meghan, Lilibet, aún no conoce a su bisabuela, la reina Isabel II, y a otros miembros de la familia real.
Harry se ofreció en un primer momento a pagar la protección policial británica para él y su familia en enero de 2020, según el comunicado, durante conversaciones con la reina sobre el futuro de los Sussex. La oferta fue “desestimada”, según el comunicado.
“El objetivo del príncipe Harry ha sido sencillo: asegurar su seguridad y la de su familia cuando está en Gran Bretaña para que sus hijos puedan conocer su país natal”, dijo. “Gran Bretaña siempre será el hogar del príncipe Harry y en el que quiere que su esposa y sus hijos estén a salvo”.
El gobierno británico dijo que su sistema de seguridad es “riguroso y proporcionado” y declinó entrar en detalles. También señaló que era inapropiado hacer más comentarios sobre cualquier proceso legal.