Autocracias en el mundo, desafortunadamente hay varias, sucede que al parecer existe una especie de reflejo de afinidad hacia ellas de parte de las ideologías de izquierda, principalmente de aquellos que pertenecen a sus alas radicales.
No puede negarse el nacionalismo del presidente Putin, cosa que incluso presume en el buen sentido de la palabra, y desde luego que de acuerdo a sus creencias y/o preferencias personales, tamoco y en mi opinión, puede negar la herencia que el comunismo de su país en su momento le heredó y a mi parecer bien conserva, esto es por lo menos algo más que un dejo de autotitarismo.
Veo en varios países latinoamericanos con tendencias izquierdistas, y en estos en sus más radicales y extremistas, que no falta en absoluto la muestra de afinidad hacia su persona y a su régimen, caso como algo reflejo y en automático, lo que se refuerza con la común aversión antiamericana de la izquierda.
Es de resaltar que todos estos regímenes que le son empáticos, sean practicamente autocracias, algunas disfrazadas de regímenes democráticos, sin dejar de ser casualidad que rusia continúa con la antigua geoestrategia soviética de poner tanta piedra como pueda en el camino a los Estados Unidos apoyando como pueda a Cuba, Irán o Venezuela.
Por el otro lado tenemos al neoliberalismo o a los conservadores, quienes batean precisamente al revés y son simpatizantes totalmente con la derecha. No podemos obviar en todo esto a los centristas, y a los que tratan de tomar los mejor de unos y de los otros, porque sin duda que los hay y sin duda igual que las otras muy respetable su postura. Al final nos encontramos con una polarización entre derecha e izquierda, con dos líderes mundiales Putin y Biden.
Desde luego que México no puede salirse de la ecuación y cuenta a su manera, tropicalizada si así le queremos llamar, con su propia polarización, dentro de un contexto de crisis (muchas), en la que se relaciona a la clase política con el concepto de castas o de élites, a donde la connotación negativa de estos términos, yo preferiría quitarla, al pensar que me parecen inevitables en cualquier sistema político, en la idea de que en las democracias que funcionan bien, las élites se renuevan, siendo esta constante renovación, insisto en las democracias que bien funcionan, lo que les da vitalidad e incluso legitimidad.
La democracia como la conocemos, ha sido un proceso en constante construcción. La historia nos lo cuenta, aquellos regímenes que a principios del siglo XX se consideraban democráticos, hoy no nos lo parecen. Nos resulta impensable hoy que las mujeres no voten por ejemplo. Es un hecho que las fronteras de la democracia se han expandido, y entre los desafíos de una democracia liberal, sin duda que se esconde una trampa al proponer ceder algún componente democrático para conquistar otro, ya que es en este espacio a mi parecer donde el autoritarismo puede infiltrarse. La democracia se ha expandido por un lado, desde el concepto de “pueblo”, concepto que es ahora mucho más grande y más inclusivo que en el pasado, y por otro lado, también la democracia se ha expandido creo yo en el sentido de que el núcleo de derechos protegidos por la democracia liberal ha ido creciendo a lo largo del tiempo. Entonces hoy hay una mayor protección de derechos y hay más mecanismos institucionales para proteger derechos de los que había a principios del siglo XX por ejemplo. Estas transformaciones se han dado en buena medida porque hay movimientos sociales que han empujado por estos cambios en diferentes momentos históricos. Puede haber sido el movimiento social obrero a principios del siglo XX, el movimiento de mujeres para lograr el voto, o movimientos de diferentes minorías para lograr más derechos. Entonces en este sentido la democracia es un proyecto en que se ha venido construyendo. Lo que hay que tener en cuenta también es que cuando la democracia liberal crece de manera orgánica, crece porque los derechos que ya existen y a los mecanismos de difusión que ya existen se le agregan mecanismos nuevos, entonces la democracia se hace más inclusiva. La trampa muchas veces, el engaño de los regímenes autoritarios o de los líderes con propensión autoritaria, al sostener que necesitamos reformar la democracia liberal existente porque es insatisfactoria tal como la conocemos, que necesitamos abrir la democracia por ejemplo a una forma más participativa, pero a cambio de eso cerrar el espacio de participación o de movilización para la oposición o para los sectores que son críticos o para los partidos más tradicionales. Entonces hay algún tipo de trampa, una trampa que podríamos llamar “populista” de algún modo pero es una trampa más amplia que consiste en proponer que hay que ceder algún elemento de democracia para ganar en otro. Este es el espacio por donde se infiltra el autoritarismo.
Sin duda que este es un fenómeno del que hemos venido siendo testigos en América Latina. Tanto desde la derecha como desde la izquierda, este fenómeno ha caracterizado la erosión de la democracia en el período contemporáneo. Si pensamos por ejemplo en Nicaragua o Venezuela, en este caso todavía más visible. El chavismo representó en su momento un proyecto increíblemente popular porque era un proyecto de reforma democrática. Los sectores más pobres venezolanos pero también los sectores de clase media y parte de los sectores altos veían que el chavismo representaba la posibilidad de una transformación de la democracia, y Chávez era un líder increíblemente carismático y dispuesto a hacer los cambios a cualquier costo. Pero la trampa que propuso Chávez fue proponer que para lograr esos cambios y generar una democracia participativa había que conceder el espacio de la democracia liberal y entonces había que reducir el espacio para la oposición y había que concentrar poder en el presidente.
Regresando a nuestra ecuación mexicana, no podemos caer en populismo ni en la polarización que tan en boga vemos en forma constante por todos lados, sin duda que a nada bueno nos llevará, al contrario, opino que es en el cambio generacional y en la renovación de las élites políticas que sin duda también sabemos que existen, donde encontraremos la mejor de las salidas para el futuro que todos le debemos a México.
Les abrazo.