Enfoque Informativo
Esta es la historia real de “Pinocho”, el cuento italiano de Carlo Collodi que Disney transformó por completo en sus películas animadas.
La anécdota de “Pinocho”, la marioneta que cobró vida y se enfrentó a una serie de enredos antes de convertirse en un niño de verdad, debe ser una de las historias más conocidas en todo el mundo. Sin embargo, la mayoría de las personas solo conocen la versión que el estudio animado Disney llevó a la pantalla grande en la década de los cuarenta.
Sin embargo, esta es totalmente diferente a la que el escritor italiano Carlo Collodi plasmó en su cuento “Le avventure di Pinocchio” de finales del Siglo XIX. De hecho, la historia real de “Pinocho” es mucho más oscura y perturbadora si se le quita el velo de inocencia que Disney le ha colocado en sus adaptaciones, desde aquel colorido filme animado de 1940 hasta su reciente remake en live action protagonizado por Tom Hanks.
¿De qué trata la historia de “Pinocho”?
Publicada por partes en la revista infantil Giornale per i bambini entre 1881 y 1882, “Las aventuras de Pinocho” sigue la historia de un pedazo de madera que pide a un carpintero de la Toscana no ser convertido en la pata de una mesa. Ante la sorpresa, el maestro decide deshacerse del trozo y cederlo a Geppetto, su vecino y compañero de oficio que busca hacer una marioneta. Esta termina cobrando vida y escapando de casa con sus nuevas piernas. Tras correr detrás de su invención, Geppetto logra atrapar y regañar a la marioneta, causando que sea arrestado por “ser un mal padre”.
Durante los siguientes capítulos, Collodi presenta a la marioneta en libertad como un muchacho rebelde e indispuesto a escuchar a su consciencia, representada por un grillo parlante.
Su comportamiento irresponsable lo lleva a inmiscuirse en situaciones horribles, como ir al pequeño teatro de las marionetas donde casi muere quemado; terminar en la cárcel mientras denuncia el robo de unas monedas de oro que había sepultado con la idea de crecer un árbol de ellas; ser colgado en un Gran Roble por dos embaucadores animales; convertirse en burro por su insistencia de ir al “País de los Juguetes”; y ser devorado por un tiburón que solo unos días antes había tragado a su “padre”.
Al final, Pinocho entiende la lección y descubre los beneficios de ser un chico bueno. Tras salir del estómago del tiburón y salvar la vida del carpintero, la marioneta se aleja de las malas compañías y comienza a ayudar al viejo Geppetto en su taller. Como recompensa, Pinocchio recibe la visita de un ser mágico de cabello azul que lo convierte en un niño de verdad.
La oscura historia real detrás de Pinocho
Premiar a su marioneta incorregible con la gracia de la humanidad no estaba en los planes originales de Carlo Collodi mientras escribía “Las aventuras de Pinocho”. Curiosamente, el escritor italiano había decidido cerrar su historia en un punto un tanto cruel, con la creación de madera siendo ahorcado por un par de asesinos.
“Matar” a Pinocho era lógico en la imaginación del italiano, educado en un seminario y convertido en periodista después de luchar por la independencia y unificación de su país. Muchos identificaron esto como una alegoría al cristianismo, en donde el muñeco era una representación de Jesucristo.
Otros lo vieron como una lectura masónica, donde solo los sabios podían conocer el camino correcto de la vida. La poca información que existe sobre la vida del autor y su pensamiento permite que estas teorías queden como interpretaciones al margen de su famoso texto.
Lo cierto es que el final de Pinocho fue una imposición en la creatividad de Collodi. Tras el horrible capítulo donde la marioneta era colgada de un árbol, miles de personas pidieron al Giornale que se le diera otra conclusión a la historia. Una más cálida. Así, unas semanas después, la revista prometió nuevas entregas donde “Pinocchio sigue vivo” y “con muchas historias simpáticas por contar”. El escritor dobló las manos y aceptó un pago para cambiar el rumbo de su cuento.
Las diferencias entre el “Pinocho” de Carlo Collodi y el de Walt Disney
Antes de filmar su ambiciosa película animada estrenada en 1940, los estudios Disney realizaron una cuidadosa adaptación al cuento de Collodi. En el guion escrito a 14 manos quedaron fuera la mayoría de las ideas oscuras del italiano. Solo se utilizó su premisa para construir una fábula aleccionadora pensada en los infantes.
En la “Pinocho” de Walt Disney, por supuesto, se obviaron tramas violentas y que remarcaban la pobreza donde se ubicaba la historia real. También se eliminaron la mayoría de las anécdotas que pudieran resultar problemáticos para el público, incluyendo cuando Pinocchio se quema los pies en un brasero; el momento en el que se topa con una niña de cabellos azules y aparentemente sin vida; y cuando es colgado y dado por muerto a manos de unos bandidos que intentan robarle las monedas que enterró para mejorar su futuro. Obtuvieron una película animada –en más de un sentido de la palabra– y con un mensaje al más puro estilo de la casa de “Mickey Mouse”. Para llegar a esto no dudaron ni un segundo en traicionar su fuente.
La historia sobre el anciano que hace una marioneta para llenar el hueco que le provocó no tener hijos nunca existió. El cuento donde un hada mágica azul puede convertir un trozo de madera en un niño de verdad no es más que una invención sacada de la penumbra de la Italia en construcción. La mentira repetida una y otra vez en el cine se ha perpetuado como una historia de origen. Nada más alejado de lo que Carlo Collodi escribió menos de una década antes de morir.
Eso sí, la idea de una nariz que crece con cada mentira se mantuvo para gracia de todos.