Enfoque Informativo
Desde hace más de 20 años, el Cerro Arco, en Mendoza, Argentina, se volvió un lugar bastante famoso para los turistas. Muchos concordaban que era un lugar energético, otros decían que podría ser una base extraterrestre. Sin embargo, la mayoría está seguro de que es un portal a otra dimensión.
Ubicada a unos 16 kilómetros de la ciudad de Mendoza, la mística Piedra de Isidris se ha convertido en un sitio turístico único.
Entre 40 a 60 personas recorren diariamente el intrincado camino para alcanzar a uno de los centros energéticos más importante de Argentina. Pero ¿Por qué es tan popular?
La Piedra de Isidris y su conexión cósmica
Al pie del Cerro Arco, en la Quebrada del Durazno, podría existir un lugar con una conexión energética sin igual. Los que visitaron el lugar dicen que la energía que se percibe es tan poderosa que, incluso, podría ser un portal a una dimensión intraterrena.
La caminata para acceder a este lugar único y lleno de misterios y leyenda es de 5 kilómetros. Casi 3 horas de camino que comienza en el puesto Puerta de la Quebrada.
Es necesario llenar una planilla con datos personales y dejarlas en el puesto y, siguiendo los protocolos sanitarios actuales, se toma un desvío por el primer río seco hacia el oeste.
Después de atravesar el río, comienzan a aparecer las huellas de los miles de turistas que han visitado el lugar. Una de las recomendaciones principales es seguir el cauce, pues la zona de la Quebrada de Durazno es propiedad privada. De hecho, se pueden ver carteles alusivos a esto, indicando que no se deben realizar actividades riesgosas o encender fuego.
El camino está totalmente bordeado por la hermosa y colorida flora de la zona. Estos conducen a importantes cerros, con extrañas piedras de diferentes formas por la erosión de millones de años.
Lo más interesante de todo el camino hacia la Piedra de Isidris son las misteriosas inscripciones que ya se observan borrosas por el paso del tiempo. Estas inscripciones son conocidas como runas, un tipo de escritura germánica antigua.
¿Qué hacen este tipo de escrituras en Sudamérica? Nadie lo sabe, pero podría ser un indicio del origen místico de la Piedra de Isidris.
El Origen del Mito
Los rumores paranormales sobre la Piedra de Isidris se remontan a los años 90. Especialmente después de que Verónica Lizana escribiera el “Libro de Isidris”.
Lizana decidió narrar una de las experiencias más enigmáticas de su vida; un contacto telepático con seres intraterrenos.
En su relato, mencionó que mientras meditaba sobre “una piedra plana” ubicada al pie del cerro Arco, la cual se convertiría en la Piedra de Isidris, fue transportada a una Ciudad Dorada, con grandes fuentes de agua, luz y habitada por seres superiores.
Muchos visitantes también han relatado avistamientos de criaturas luminosas y sin rostros. También la presencia de figuras de monjes o de una mujer de grandes ojos que transmitía un mensaje incomprensible. Muchas veces, asociado con algún mensaje extraterrestre.
Otros han denunciado avistamientos Ovnis o la existencia de una entrada a una dimensión paralela.
Las leyendas de mundos intraterrenos en Sudamérica no son nuevas; la Cueva de los Tayos, en Ecuador, o la Cueva del Guácharo, en Venezuela, son ejemplos claros de ello.
Quizás, por esa razón el libro tuvo tanta popularidad y miles de personas se interesaron por visitar el lugar.
A pesar de que el paisaje es sumamente hermoso, es necesario acotar que, en la actualidad, es muy diferente al de años anteriores.
Muchas personas han intentado “embellecer” el lugar, pintando las rocas, agregando nuevos símbolos para darle un “aire sobrenatural”. Otros han grabado las fechas de sus visitas, con nombres incluidos. Incluso han agregado crucifijos a la falda del cerro.
A pesar de ello, la visita no deja de ser sorprendente y la cantidad de energía que emana del lugar es incomparable. Realmente no existe una prueba física, una fotografía, grabación o algo que confirme las leyendas, más allá de los relatos de los turistas. Pero es impensable que miles de personas se hayan puesto de acuerdo para declarar lo mismo sobre la Piedra de Isidris.