Guillermo Hernández Acosta
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Ante la prohibición de usar animales se vieron en la necesidad de reinventarse
Familias circenses se niegan a dejar morir está tradición que por décadas reunió a las familias mexicanas, Héctor Ponce representante del circo “Continental”, señaló que desde 1913 nació su generación como circo “Ponce”.
Este gremio o sector, sufrió uno de los revés más grandes al prohibirse el uso de animales dentro del espectáculo, lo que ocasionó la desaparición de muchos circos y otros que se negaron a morir debieron reestructurarse para seguir trabajando.
Desde hace 7 años que las organizaciones defensoras de los derechos de los animales ganaron dicha controversia para proteger a animales como camellos, tigres, leones, elefantes, cebras y otras especies, los dueños de los circos se vieron en la necesidad de prescindir de los servicios de buena parte de su personal, ya que el atractivo era ver los animales y sus domadores.
Con todo ello y cuando la situación empezaba a mejorar, la pandemia de Covid-19 aumentó considerablemente los problemas económicos cerrando funciones durante casi dos años y realizando cualquier tipo de trabajo ajeno a su oficio de entretener al público para sobrevivir.
El circo “Continental”, al igual que otros que se niegan a morir, viaja de ciudad en ciudad instalándose en canchas y otro tipo de espacios abiertos en busca de entretener a las personas con números de acrobacias, en los cuales participa toda la familia, “la parte técnica y quienes se dedican a desmontar el circo son personas que contratamos en cada ciudad, los artistas son todos familia”, dijo.