Enfoque informativo
La sequía vuelve a acechar al oeste de Estados Unidos y pone en peligro el acceso al agua de millones de personas.
En ningún lugar se ve más claro que en el lago Mead, situado en la frontera entre Arizona y Nevada, cerca de Las Vegas, y que se formó con la construcción de la presa Hoover sobre el río Colorado.
Es la reserva más grande en EU y provee de agua a 25 millones de personas en tres estados y México.
Los niveles de agua en el lago están tan bajos que los cadáveres de víctimas de asesinatos de hace décadas, alguna vez escondidos en las profundidades, están volviendo a surgir.
Uno apareció dentro de un barril, con una herida de escopeta. Se podría pensar que alguien creyó que permanecería en el fondo de la reserva de agua para siempre.
Un problema mucho mayor
Si el lago sigue retrocediendo, puede alcanzar el punto que se conoce como de “piscina muerta”: un nivel tan bajo de agua que la presa Hoover no podría seguir produciendo energía hidráulica ni continuar distribuyendo agua cauce abajo.
Se les ha dicho a los californianos que conserven agua en sus casas o podrían correr el riesgo de que se impongan restricciones obligatorias, ya que se espera que la sequía en la costa oeste pueda empeorar durante el verano.
Efectos del cambio climático
La agencia espacial NASA -que entre sus funciones tiene la de monitorear los cambios en los niveles de agua en los reservorios del país- advierte que la región occidental de EU está entrando en una de las peores sequías de la historia.
“Parece ser que las piezas de dominó están empezando a caer con el cambio climático”, dijo el hidrólogo de la NASA JT Reager.
“Tenemos temperaturas más cálidas, menos precipitación y menos nieve. Las represas se empiezan a secar y luego, en un lugar como el oeste, tenemos incendios forestales”.
Las consecuencias empiezan a tener “impactos cada vez más fuertes”, dijo Reager.
“Es como ver como esta catástrofe se produce a cámara lenta”.
Impacto económico
La agricultura está sintiendo los graves efectos de la sequía, ya que alrededor del 75 % del agua del lago Mead va a ese sector.