Por Abel San Román
El odio es un sentimiento que impulsa a desear el mal de alguien, o alegrarse de su desgracia. La desgracia, suerte adversa, por un suceso o acontecimiento funesto. En regiones terrestres, se encadenan las desgracias con un perpetuo motivo de aflicción, para quienes las han sufrido o sufren por mal epidémico u otra letal enfermedad; por violencia, o la guerra cruenta en Ucrania. Rusia, con una dictadura demoniaca con el odio, ha causado terrible desgracia colectiva de ucranianos.
El odio parece tener su raíz en la pasión y en el resentimiento de un corazón irritado y lleno de hiel. En sinonimia, odio es antipatía, aversión, inquina, aborrecimiento, malquerencia, encono, rencor, saña ¡Qué saña!, muy cruel, del presidente ruso Putin, en contra de habitantes de regiones de Ucrania, con muertes y destrucción que ha provocado su ansia de dominio territorial. Las terribles consecuencias del odio o el rencor más violentos.
Un sentimiento profundo, de dolor moral con la angustia, por males sufridos en regiones donde el odio se patentiza en acciones crueles. Las buenas y malas pasiones en un mundo. Tierra de contrastes y contradicciones, entre el bien y el mal. La maldad no tiene límites con la crueldad. “Las pasiones son inevitables”, frase del filósofo latino Lucio Anneo Séneca, con su ideario estoico que exalta la autosuficiencia, con el ideal de un varón fuerte, capaz de sobreponerse para alcanzar la paz del ánimo ¡Ánimo!, para soportar males.
Y si hablamos del odio, citemos del escritor francés Henri Beyle Stendhal: “Se odia cuando uno espera vengarse”. La venganza es mala consejera. Irracionales el odio y el rencor. Y se pregunta cuando miembros de una familia, de gobiernos o políticos, en una enconada disputa de intereses, se distancian con odio y rencor, ¿Qué hacen?, para lograr una “dulce reconciliación”. Con otra pregunta: ¿Quiénes son los más queridos y los más odiados? El odio, sentimiento opuesto al amor, palabra con sentido abstracto que el pueblo prefiere llamarle el querer. Con locución latina: Omnia vinci amor, “el amor todo lo vence”. Sería bueno apartar de nuestras malas actitudes, el egoísmo, y ser más justo con el prójimo. La enemistad, el egoísmo, y todo lo que provoca una ruptura en las relaciones interpersonales, de personas o políticos, que se distancian unos y otros como letra sentimental musical: “La distancia entre los dos … es cada vez más grande…de tu amor y de mi amor, no está quedando nada”. Cantó José José ( Sosa Ortiz): “El amor acaba”. El odio, no.