Enfoque Informativo
En un rancho cerca de donde vivo están las ruinas de lo que alguna vez fue un convento muchos años atrás, no se sabe que era lo que ocurría ahí o porque motivo fue abandonado
Actualmente lo conocemos como las Trojas del Diablo y todos dicen que debajo de esas ruinas hay muchísimo oro, pero como ya sabemos siempre hay un mal oculto.
Lo que me contó mi mamá fue que hace un tiempo mi tío y dos amigos planearon sacar ese tesoro, les llevó unos días preparar todo buscaron a una señora que tenía un detector que les indicaría donde estaba el oro, tomaron palas y picos, unas lámparas y se pusieron en camino al lugar.
Cuando llegaron estaba oscureciendo, sin temor y sin pensarlo entraron en las ruinas, caminaron por unos largos corredores mientras la señora hacia su trabajo con el detector de metales, luego de un rato la mujer sonriente les dijo que lo había encontrado, les indicó el punto exacto, ya iban a empezar a cavar, cuando oyeron unos lamentos en la planta de arriba y luego unos pasos acercarse, todos echaron la luz y vieron como una monja estaba flotando, simulando que bajaba las escaleras, que ya estaban completamente deshechas por los años, todos estaban paralizados y no podían dejar de ver aquella figura a la que no se le miraba el rostro, se acercó a ellos y con una escalofriante voz les dijo “que buscan aquí” ninguno pudo contestar, pero no hizo falta porque enseguida les dijo “tomen todo que quieran llevarse pero uno de ustedes se debe quedar” alguno debió pensar en abandonar ahí a la señora del detector porque de nuevo se escuchó la voz que decía “¡ella no! dije que uno de ustedes”, inmediatamente todos salieron corriendo de ahí olvidando las herramientas que llevaban y ya nunca volvieron.
Dice mi mamá que cuando llegó mi tío a la casa les contó lo sucedido y durante un tiempo tuvo horribles pesadillas con la monja que se les apareció.