Enfoque Informativo
Ya sea frente a la última escena de una película emocionante o al final de tu videojuego favorito, el papel que jueguen el suspense y la intriga pueden ser determinantes. Para entender cómo funcionan, vamos a establecer primero las diferencias entre la intriga y el suspense.
Un evento y su expectativa pueden despertar interés o rechazo por nuestra parte. Una de las variables que decanta una u otra opción es la atribución: los pensamientos que atribuimos a un determinado evento que se está produciendo o está a punto de producirse.
Existen dos tipos de atribución: de aproximación y de retirada. Cuando percibimos dicho evento de forma agradable, buena o deseable, tendemos a acercarnos. Por el contrario, si percibimos el suceso como algo malo, asqueroso o desagradable, lo normal sería alejarse de él. En definitiva, las atribuciones generan en nuestro interior determinadas emociones que nos preparan para la acción. Este estado es lo que los psicólogos denominan arousal.
¿Qué es el arousal?
Tirando de una terminología más llana, el arousal sería esa emoción, alerta o preparación que sentimos en estas situaciones marcadas por la expectativa. En un sentido más riguroso, el arousal es un cambio biológico y psicológico que antecede o sigue a un evento. Se caracteriza por un aumento del ritmo cardíaco, la hipersensibilidad a dichos eventos, el aumento de la atención y la sensación subjetiva de excitación.
Es precisamente esto lo que nos ocurre cuando llegamos al final de una película que nos mantuvo dos horas en el borde del sofá. Del mismo modo, sentimos esa excitación al llegar a la mazmorra del malo malísimo de cualquiera de nuestros videojuegos favoritos. Básicamente, el cuerpo se prepara porque entendemos, de alguna forma, que algo trascendente está a punto de ocurrir.
Este fenómeno de arousal lo experimentamos tanto en atribuciones de aproximación como de retirada. Es decir: independientemente de que lo percibamos como algo positivo o negativo, el estado de aurosal provoca que sintamos los desenlaces con mayor intensidad. En otras palabras: gracias al suspense, la resolución de nuestras películas, libros y videojuegos favoritos son así de placenteros.
Julie Anna Guidry, investigadora de la Universidad de Louisiana, habla de este fenómeno arousal en The Experiencie of… Suspense. Viene a decir que el suspense es una forma de “arousal anticipatorio, asociado con la esperanza o el miedo sentido por un sujeto a raíz de la atribución otorgada a la posibilidad de ocurrencia de una acción importante e inminente”. Es verdad que suena rebuscado, pero pronto lo entenderás.
¿Por qué nos gusta el suspense?
Por tanto, el suspense no es otra cosa que esa emoción de esperanza o miedo que sentimos ante la anticipación del desenlace de una situación concreta. Un suspense que los especialistas manejan con destreza, explotándolo hasta ese punto inmediatamente anterior al que nos empezaría a cansar.
Sí, porque el suspense lo produce un evento que sabemos que se va a producir y que tendrá la potencialidad de elevar nuestro arousal. Por lo tanto, el suspense nos coloca, de alguna manera, en una posición excitante, pero también de espera.
Y se puede decir más: no siempre el suspense funciona, ya que su éxito irá en relación con lo excitante que sea el evento que esperemos y con lo que presumamos que está de lejos en el tiempo.
Por otro lado, se podría decir que el nivel óptimo de suspense es aquel en el que percibimos que un evento puede tener consecuencias negativas, concediéndole a quien puede sufrirlas posibilidades de afrontarlas o esquivarlas con éxito.
Es decir, podemos anticipar qué pasará, pero no qué hará el personaje y en qué derivará. Vemos a un ladrón preparando un robo y, por lo tanto, anticipamos qué se va a producir. Pero ¿cuándo? ¿Qué pasará después?
También destacar que el suspense es un sentimiento vicario. Es decir: podemos sentirlo por medio de otra persona. Es por ello que en este tipo de historias sentimos un elevado grado de identificación con los personajes.
Diferencias entre intriga y suspense
Ahora que sabemos lo que es el suspense y lo que genera en nuestro interior, solo nos falta conocer los mecanismos de la intriga. Si el suspense se basa en la anticipación de un peligro inminente, la intriga resulta mucho menos invasiva. Básicamente, se centra en alimentar el interés del espectador por lo que va a pasar.
Una de las principales diferencias entre suspense e intriga es que, en el primer caso, el espectador suele tener más información que los personajes. Una situación de intriga nos haría seguir a un vigilante que escucha un ruido raro, sin que tenga ni idea de si en el fondo tienen que preocuparse por el agente que la ha producido o no.
Podría considerarse la intriga como una dosis de incertidumbre en torno a una situación concreta. Se trata de un fenómeno que genera nuestro interés de una manera natural. Por eso nos gustan tanto las historias de intriga, porque también se produce el llamado estado arousal. Ya sea por conocer más o conocer menos que los personajes, la anticipación o la posibilidad de un evento determinado, bien positivo o bien negativo, despierta nuestro interés y nos permite experimentar una resolución mucho más placentera.
Al fin y al cabo, tal y como asegura la psicoterapeuta Ana Livier Govea (Govea, 2022), los thrillers provocan fuertes emociones de intriga, misterio y peligro. Por no hablar del grado de suspense que puede llegar a generar la resolución del conflicto. Intriga y suspense van de la mano, pero se producen en nuestro interior por diferentes motivos.