Narran los textos históricos que Francisco I. Madero hablaba con los espíritus.

“… varios diarios capitalinos calificaban a Madero como un ‘loco que se comunica con los muertos’…

“… Madero había sido marcado por el espiritismo desde 1891, cuando conoció casualmente las obras de Allan Kardec, padre de la doctrina espiritista…

“… Al despuntar el siglo XX, establecido en su natal San Pedro de las Colonias, Coahuila, en medio de la tranquilidad de los vergeles familiares y casi para cumplir los 30 años, Madero inició formalmente su profesión de fe hacia el espiritismo…

“… Regresaba de París dispuesto a poner en práctica una facultad que le había sido revelada en los círculos espiritistas parisinos: la de médium escribiente.” (Letras Libres, febrero de 1999).

El espíritu al que Andrés Manuel López Obrador recurre de vez en vez en sus “mañaneras” es cantautor de pegajosas melodías populares. Claro, AMLO no es un tipo que haya estudiado ni que haya viajado, como sí lo hizo Madero. Por tal es que recurre a una figura harto popular como lo es ¡Chico Che!

Francisco José Hernández Mandujano, fallecido a la temprana edad de 44 años, fue de enoooorme ayuda en la conferencia presidencial de este miércoles 20 cuando, ante la petición del gobierno estadunidense de llamar a México a consultas —mecanismo previsto en el T-MEC para resolver controversias comerciales— debido a que la política energética de la 4T afecta a las inversiones estadounidenses en el ramo, López Obrador pidió poner la canción “Uy, qué miedo, mira cómo estoy temblando”, de la autoría de quien se hacía llamar Chico Che, interpretada por él mismo.

No acudió a Tatiana Clouthier, secretaria de Economía, supuestamente encargada de ver esos asuntos comerciales.

Ni a Rocío Nahle, administradora de los negocios familiares desde la Secretaría de Energía, quien supuestamente debería supervisar que las dos principales “empresas productivas (sic) del Estado” acaten lo establecido por las leyes mexicanas y por los tratados internacionales.

Tampoco a Rogelio Ramírez de la O, titular de Hacienda, que tendrá que buscar hasta entre las piedras los 10 mil millones de ¡dólares! Que podrían costarle al país las violaciones a lo firmado por el propio AMLO.

Y mucho menos a Manuel Bartlett Díaz, quien al frente de la Comisión Federal de Electricidad ha provocado este que será un muy costoso desaguisado con sus trasnochadas ideas ultranacionalistas plasmadas en su fracasada contrarreforma hace apenas un par de meses.

Del director general de Pemex, el agrónomo Octavio Romero Oropeza, no hay mucho por lo cual esperar…

… así que, entonces, el Presidente de la República decidió auxiliarse de Chico Che, luego de pedirle a su disc jockey, Jesús Ramírez Cuevas, que pusiera la rockola a funcionar.

AMLO manda a los gringos a su rancho

Un comunicado de la representante comercial de los Estados Unidos, Katherine Tai, hecho público el mismo miércoles 20, amén de amenazante es claro:

“Hemos tratado de trabajar de manera constructiva con el gobierno mexicano para abordar nuestras preocupaciones, pero lamentablemente las empresas estadounidenses continúan enfrentando un trato injusto en México”.

Y esos intentos, al menos públicamente, han sido protagonizados te por varios miembros del gobierno de Joseph Biden y no pocos legisladores republicanos y aun demócratas…

… por la vicepresidente Kamala Harris…

… por el secretario de Estado, Antony Blinken

… por la secretaria de Energía de EU, Jennifer Granholm…

… por el enviado especial para el clima de EU, John Kerry, hasta en tres ocasiones…

… múltiples veces por el embajador Ken Salazar…

… y a todos ellos López Obrador los ha mandado de paseo a su rancho en Palenque, Chiapas…

… hasta que hace un par de días fue a la señora Tai a la que le correspondió endurecer la posición otrora amigable, cordial, de la Administración Biden.

Y en la mañanera del citado miércoles 20 la necedad, terquedad, testarudez e intransigencia de AMLO volvió a enviarlos a “La Chingada” con letra y música de Chico Che.

Necedad, terquedad, testarudez e intransigencia de AMLO que podrían costarle al país 10 mil millones de dólares, por lo menos.

Como si estuviéramos en condiciones de desembolsar tal cantidad, ¿no cree usted?