Enfoque Informativo

Se trata de un acto premeditado, repetitivo, obsesivo y sobre todo, no deseado, que puede llegar a tener consecuencias muy negativas para quienes lo sufren

En el mundo digital es clave tener claro que el ciberacoso se manifiesta de diferentes maneras. Una de ellas es a través de un comportamiento obsesivo en el que una persona, desconocida o no; monitorea la actividad de una persona y busca llamar su atención de una manera que genera aprensión o miedo, ya sea a través de redes sociales, mensajes o llamadas telefónicas.

A esta forma de acoso en línea se le conoce como cyberstalking, que es un acto premeditado, repetitivo, obsesivo y sobre todo, no deseado que se traduce en una forma de seguimiento e investigación constante de información sobre alguien.

Los cyberstalkers suelen personas que han mantenido una relación de amor, amistad o trabajo con la víctima. Adicionalmente suelen desarrollar un interés desmesurado contra individuos por motivaciones de odio, venganza, obsesión o control.

Cuáles son sus consecuencias

El cyberstalking puede llegar a tener consecuencias muy negativas para quienes lo sufren. De hecho la obsesión de los cyberstalkers los lleva a seguir en el mundo real a sus víctimas, escribir acusaciones falsas, lanzar amenazas y hasta robar identidades e información.

Y estas acciones normalmente generan miedo, humillación, baja autoestima, inseguridad y pueden llegar a poner fin a relaciones de amistad, carreras profesionales o actividades empresariales de quienes las padecen.

Cómo protegerse

Cualquiera podría llegar a ser víctima de este tipo de acoso en línea, debido a que los cyberstalkers no solo persiguen a personas o empresas famosas.

Para protegerse, los expertos aconsejan poner en práctica las siguientes medidas:

– Hacer uso de contraseñas seguras y cambiarlas regularmente, cada 60 o 90 días.

– Tomar medidas para evitar ataques de malware, y para ello es recomendable no abrir correos sospechosos, ni acceder a enlaces o descargar archivos sospechosos con el fin de evitar infecciones en los dispositivos.

– Denunciar inmediatamente cualquier tipo de acoso a las autoridades pertinentes, no importa si es víctima o testigo de estas conductas nocivas. Siempre es de gran ayuda guardar la información que pueda servir como evidencia, ya sean chats, correos, capturas de pantalla, entre otros.

Una encuesta sobre el ciberacoso

Un estudio global de la aplicación de citas Bumble con Ipsos en México y Colombia, concluyó que el cyberstalking, el acoso sexual en línea, los insultos ofensivos y la pornovenganza son las prácticas negativas más comunes en el mundo digital.

Además, el ciberacoso en general, es percibido como un problema grave que podría estar sucediendo mucho más a menudo de lo que la gente piensa. Esto, cuando casi 1 de cada 2 encuestados en ambas naciones afirma haberlo experimentado o conocer a alguien que lo haya vivido.

Sin embargo, la cifra cambia al segmentar por género en México, donde el 46% de las mujeres encuestadas afirmaron haber vivido acoso en línea o conocer a alguien que ha sido acosada(o), sólo el 34% de los hombres estuvo de acuerdo.
Mujeres, las más afectadas

Este fenómeno se percibe como un problema que afecta principalmente a las mujeres, con casi el 98% para los dos países foco del estudio.

Según el DANE, Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia, las mujeres son las mayores víctimas de acoso en línea, con más de 300.000 casos al año; una prevalencia que también confirma el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México, que informó que 9.8 millones de mujeres son víctimas de este problema frente a 7.6 millones de hombres.

La vida tras el acoso en línea

La incidencia del acoso en línea es elevada, y también lo es la necesidad de concientizar sobre estos temas y sus consecuencias.

Los efectos del ciberacoso no solo abarcan la salud mental sino que también, aumentan la preocupación por su seguridad y cambian su comportamiento en red y fuera de ella.

En México, 5 de cada 10 de los encuestados optaron por dejar de utilizar las redes sociales u otras apps, y cesaron el contacto con amigos o familiares (30%). En el caso de Colombia fueron 4 de cada 10.

COMPARTIR