Enfoque Informativo

Permanecer con su progenitora y los hermanos garantiza gran parte de la conducta equilibrada de un animal y también asegura una mejor salud física

Existe una desgraciada costumbre, muchas veces llevada a cabo por conveniencia, de separar a los cachorros del entorno de su madre y hermanos tempranamente, antes de los dos meses de edad. Esta es una conducta reprochable y que no se debe llevar a cabo por varias razones importantes.

En primer lugar, la madre proporciona cuidados esenciales, como amamantar y, luego de la lactancia —que termina a los 30 a 35 días de edad de los cachorros— enseña habilidades sociales muy importantes, que son fundamentales para el desarrollo de los cachorros.

La madre y los hermanos, si los hubiera, enseñan límites y normas de comportamiento, lo que contribuye a formar perros equilibrados.

La separación temprana puede ser la causa de problemas de sociabilización y de conducta en el futuro. Se recomienda esperar al menos hasta las 8 semanas de edad antes de separar a los cachorros de su madre, para garantizar que tengan el tiempo suficiente en ese entorno para desarrollar habilidades y comportamientos esenciales, en suma, como mencioné, que aprendan a ser perros equilibrados.

Lo que lograrán fundamentalmente, en ese tiempo, es inhibir la mordida o sea medir la respuesta frente a los estímulos que reciban en el futuro sin exagerar las reacciones. A las pocas semanas de nacer, los cachorros todavía están en proceso de desarrollo físico y es la leche materna la que brinda los nutrientes esenciales y las defensas inmunológicas necesarias para un crecimiento saludable. Separar a los cachorros antes de tiempo puede hacer que no reciban estos beneficios, afectando su salud y evolución.

La madre y los hermanos juegan un papel fundamental en el desarrollo social y emocional de los cachorros. La madre les enseña a interactuar con otros perros y a entender las señales de comunicación canina. En definitiva, les enseña a ser perros, cosa que nunca podrá hacer su tutor en el futuro.

También establece límites y corrige la conducta cuando es necesario. Esta interacción temprana es crucial para que los cachorros se conviertan en el futuro en perros socialmente competentes y adecuadamente balanceados en su comportamiento.

Los cachorros aprenden también habilidades de juego muy valiosas interactuando con su madre y sus hermanos. No solo se divierten jugando sino que desarrollan destrezas motoras, de caza y de resolución de problemas, bajo la atenta supervisión y dirección de su madre.

En ese entorno los cachorros aprenden a comunicarse claramente con otros perros, lo que resulta esencial para su futuro. Separarlos antes de tiempo solo logrará que carezcan de estas habilidades sociales y que tengan que enfrentar al mundo futuro con claras desventajas que les generarán estrés con las consecuencias negativas que ello acarreará afectando su capacidad de adaptación a un nuevo entorno.

Es entonces fundamental mantener a los cachorros con su madre durante al menos las primeras 8 semanas de vida para garantizar de esa forma, un adecuado desarrollo físico, social y emocional dándoles la oportunidad de convertirse en perros equilibrados y felices en el futuro.

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