Enfoque Informativo
Una comida y bebida abundantes nos ofrecen un placer fugaz, seguido de malestar digestivo y kilos de más. Una alimentación disciplinada nos produce una satisfacción más duradera y saludable
A lo largo del año suceden habitualmente una serie de acontecimientos festivos o épocas o fechas señaladas, de índole social o religioso desde cumpleaños, bodas, comuniones y aniversarios familiares o de pareja, hasta las vacaciones estivales, Semana Santa y la Navidad, en los que tendemos a comer y beber de más y a descontrolarnos en la elección de las comidas.
Los festejos navideños, una de las ocasiones en las que solemos cometer más deslices gastronómicos y calóricos, seguidos de resacas, malestares digestivos y aumento de peso, pueden ser un buen punto de partida para incorporar unos nuevos hábitos y disciplinas, a nuestra manera de vivir, según los especialistas.
Superar la “prueba navideña”, el primer paso
Destacan que una vez que superemos “la gran prueba navideña”, cuando existe una mayor presión social y familiar para dar rienda suelta a la gula porque “todos lo hacen y es lo que se acostumbra”, probablemente nos resultará más sencillo evitar los sucesivos “atracones y excesos de calendario” que nos esperan y tentarán durante los meses siguientes.
Especialistas en retiros presenciales y programas en línea de ayuno para el autocuidado de la salud y para adelgazar bajo supervisión médica, advierten que las “dietas milagro”, a las que suelen recurrir algunas personas para perder el exceso de peso ganado durante los lapsos festivos o vacacionales “no son milagrosas, pero si nocivas para la salud”.
Señala que desde un punto de vista fisiológico es más razonable y acorde con la naturaleza, aumentar las reservas (corporales de energía en forma de grasa a través de los alimentos) en el periodo estival, que hacerlo en invierno.
El placer fugaz de los excesos
Se trata de hábitos nocivos que muchos queremos desterrar de nuestras vidas ya que sabemos que nos hacen daño, pero que, aun así, no somos capaces de eliminar, asegura.
Para los especialistas una de las claves para poder resistir las tentaciones gastronómicas consiste en llegar a ser realmente más libres para decidir si queremos cometer un exceso o no.
Lo más importante es ser capaces de decidir si hacemos o no una cosa determinada, como seguir comiendo, algo que muchos no conseguimos en muchas situaciones tentadoras.
Para potenciar nuestra disciplina, recomienda incorporar a nuestra vida 5 hábitos, basados en la evidencia científica.
Practica actividad física regular
Es muy importante que cada persona busque una opción para mantenerse activo físicamente con regularidad.
“No es difícil encontrar una actividad física que se adapte a nuestras posibilidades de tiempo y a nuestra forma y capacidad física” destacan.
Mantén un reposo nocturno eficiente
Este experto aconseja dedicarle el tiempo necesario al reposo nocturno (un mínimo unas 6 a 8 horas) y dormir en un espacio adecuado, lo más oscuro y silencioso posible.
También recomienda evitar la contaminación electromagnética proveniente de aparatos eléctricos situados en la habitación donde dormimos, así como evitar exponernos a la “luz azul” de las pantallas de dispositivos electrónicos (móvil, tablet e incluso la TV) después de las 20 horas.
Evita las cenas copiosas y ciertos alimentos
Domínguez recomienda evitar, después de las 18 horas, aquellos alimentos con alta carga glucémica (que aumentan rápidamente el nivel de glucosa en sangre tras consumir ser consumidos) como dulces, cereales refinados o no, lácteos y sobre todo el alcohol.
Estos alimentos y bebidas hacen que suban nuestros niveles de insulina y dificultan que el sueño sea un proceso reparador.
Medita durante la semana
La meditación tiene grandes beneficios sobre nuestro control mental y emocional, según Domínguez, que aconseja dedicar a la práctica meditativa de 15 a 30 minutos 2 o 3 veces por semana.
Aquietar la mente en nuestra sociedad es muy difícil, y aunque al principio no se consiga, hay que seguir intentándolo, ya sea en solitario, con la ayuda de videos y grabaciones, o apuntándose a algún grupo de meditación, recalca.
Aplícate estímulos horméticos
Domínguez explica que un estímulo hermético es cualquier situación que (en pequeñas dosis) estimula nuestro sistema de supervivencia.
Dos ejemplos de estos estímulos son el ayuno intermitente 816 (comer a lo largo de 8 horas, y ayunar durante las siguientes 16 horas), y el ayuno prolongado de no más de 7 días.
Darse una ducha fría por la mañana o practicar ejercicios respiratorios en apnea (aguantar la respiración), son otras medidas que estimulan nuestro sistema de supervivencia.