Por Alejandro Ortiz

Figuras políticas, trabajadores del municipio y sociedad civil, se volcaron en exigencia de justicia por el alcalde, asesinado ayer por la tarde

Al grito de ¡justicia! y ¡Presidente!, figuras de la vida política y sociedad civil en Guerrero, despidieron al presidente municipal de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, asesinado ayer por la tarde en la capital guerrerrense.

Rodeado de su familia y seres queridos, el cuerpo de Arcos Catalán abandonó la parroquia de Santa Cruz, donde fue velado desde la 1 de la mañana, para partir en cortejo fúnebre hasta la catedral de la Asunción de María.

Cientos de ciudadanos de Chilpancingo, trabajadores del municipio y otras áreas gubernamentales, familiares y amigos, así como la clase política, se reunieron para dar el último adiós al presidente municipal, emanado de la alianza Fuerza y Corazón por México.

Minutos después de las 2 de la tarde, inició el cortejo fúnebre hacia el centro de Chilpancingo en medio de aplausos, gritos de consignas de justicia y paz, y llamados a las autoridades para esclarecer el crimen que enlutece a la ciudad.

Comerciantes del Centro de la ciudad, trabajadores de Salud agremiados al SNTSA, así como trabajadores de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Guerrero y del edificio Vicente Guerrero, que alberga diversas oficinas estatales, salieron a las calles para unirse a la despedido y consigna de justicia.

Cientos más de ciudadanos se encontraban ya al exterior e interior de la Catedral de la Asunción de María, para recibir el cuerpo de Arcos Catalán, quien tuvo ahí la misa de cuerpo presente.

Con más flores, gritos de justicia y llanto de familiares y sociedad civil, finalmente el cuerpo de Alejandro Arcos Catalán fue despedido de la catedral para ser trasladado a una funeraria en donde sus restos serán incinerados, para luego ser entregados a sus familiares.

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