Enfoque Informativo
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Afrontar la pérdida de una mascota es una experiencia que todas las personas que aman a los animales experimentarán en uno u otro momento de la vida
De la misma manera que se expresa el duelo por la pérdida de personas, también se expresa por las mascotas.
Ahora bien, ¿Qué hace que las personas lleguemos a experimentar el duelo por la pérdida de nuestra mascota? Esto sucede porque la relación de apego entre los seres humanos y las mascotas se ve reforzada por el hecho de que los animales son vistos como parte de la familia.
El que no acepta sufrir, sufrirá durante su vida entera
Thelma Duffey, doctora de la Universidad de Texas en San Antonio, asegura que la pérdida de nuestra mascota es experimentada generalmente como una experiencia dolorosa. A este sufrimiento hay que añadirle los tabúes culturales que van asociados a la experiencia de duelo por la pérdida de nuestra mascota. Este dolor no suele ser entendido por gran parte de la población, lo que añade una mayor aflicción a estos procesos de duelo.
Aunque muchas personas creamos vínculos con las mascotas, hay otras que no desarrollan ese apego y por lo tanto, no son capaces de apreciar las relaciones entre humanos y animales. Los que no comprenden esta relación suelen subestimar la pérdida e incluso hacen comentarios tales como “era solo un perro”, “adopta otro” y “¿te pones así de triste por un animal?”, entre otros.
La pérdida de una mascota puede suponer uno de los momentos más difíciles en la vida de una persona, a pesar de que a nivel social no esté reconocido como el mismo impacto emocional y anímico que se vive con la de un ser humano. De acuerdo a un estudio del departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Hawai (Estados Unidos), el 30 % de los dueños sienten dolor seis meses o más, mientras que para un 12 % supone un suceso muy traumático en sus vidas.
Pero, ¿Cómo afrontar el duelo por la pérdida de nuestra mascota?
El proceso de duelo se compone de cuatro fases, las mismas que experimentamos cuando muere alguien cercano:
- Negación: en esta fase aún no hemos podido afrontar la pérdida y utilizamos la negación de lo sucedido como un mecanismo de defensa para postergar el impacto. Lo recomendable sería deshacernos o guardar los juguetes de nuestra mascota.
- Expresión de emociones: tristeza, melancolía o rabia. Son muchos los sentimientos que pueden aparecer como consecuencia. Para paliar estas emociones sería adecuado ser indulgente ante las lágrimas y no exigirnos estar bien cuando aún no lo estamos. Hemos de dejar que las emociones se expresen y experimentarlas, sentirlas tal y como están surgiendo, dejar que afloren y no pretender evitarlas.
- Reconstrucción: en esta fase es cuando nos damos cuenta del vacío que nos ha dejado nuestra mascota y nos percatamos de las rutinas diarias que habíamos creado con ella. Rutinas de las que antes no éramos conscientes, como por ejemplo, sacar a pasear a nuestro perro y jugar en el parque con él, nuestro momento “mantita y película”… Por lo tanto, sería el momento de crear nuevas rutinas.
- Relacionarnos con el recuerdo de nuestra mascota de otra manera: se trata de que miremos hacia delante y vayamos cuesta arriba hacia la recuperación, de una forma tranquila y segura. De esta forma, nos quedará el recuerdo del tremendo cariño que sentíamos hacia ellas.
No llores porque terminó, sonríe porque ocurrió
Al igual que en multitud de situaciones, siendo las mismas, cada uno las vivimos de manera diferente. Así, no todos tardamos el mismo tiempo en recuperarnos del proceso de duelo por la pérdida de nuestra mascota.
Algunos optamos por la adopción de otro compañero, otros por no tener ninguna otra mascota… No obstante, no debemos sentirnos mal si decidimos tener otra mascota, puesto que hemos de darnos cuenta de que no se trata de “sustituirla”, sino de emprender un nuevo camino lleno de nuevas rutinas y experiencias maravillosas con nuestra nueva mascota.