Por Alejandro Ortiz

El vocero del colectivo de desaparecidos “Siempre Vivos”, José Díaz arremetió contra el obispo Salvador Rangel, por ser vocero de grupos selectivos delictivos y no estar de lado de las víctimas

En las instalaciones del Servicio Médico Forense de Chilpancingo, autoridades entregaron los cuerpos de dos víctimas de la violencia, en los años 2017 y 2019; el colectivo “Siempre Vivos”, denuncia lentitud en los procesos de peritajes.

Este día, fueron entregados los cuerpos del joven Miguel Ángel González, desaparecido en el municipio de Chilapa de Álvarez en 2019, y Cándido “N” de 43 años, que fue calcinado en la zona rural de Chilapa de Álvarez en 2017.

En el caso de Miguel Ángel, su cuerpo fue arrojado en Chilpancingo, sin embargo no se habían llevado a cabo los peritajes para llevar a cabo la posible identificación de la víctima, hasta recientemente.

De acuerdo con el vocero del colectivo de desaparecidos “Siempre Vivos”, José Díaz Navarro este día se llevó a cabo una diligencia con los familiares de las víctimas y estas “quedaron conformes con las investigaciones”; posteriormente los restos fueron entregados para ser trasladados a sus lugares de origen.

Díaz Navarro explicó que debido a la pugna criminal que hubo en el municipio de Chilapa de Álvarez, y otros de la Montaña Baja, a partir del 2012, las autoridades de justicia se dedicaban únicamente a “recoger los cuerpos”, por lo que fue imposible llevar a cabo diligencias durante varios años, para entregar los cuerpos de las víctimas a familiares que los buscaban.

Señaló que por motivos de seguridad y salud, actualmente el colectivo que dirige ya no lleva a cabo registro de personas desaparecidas, sin embargo hasta 2019 tenían documentadas 500 desapariciones y casi mil homicidios en Chilapa.

En otros temas, arremetió en contra del obispo emérito de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, por fungir Cómo Vocero de los grupos la delincuencia organizada “y no estar del lado de las víctimas”.

En este contexto, señaló la tregua entre cárteles en Chilpancingo ha reducido el número de homicidios y desapariciones en la zona, no se ha traducido en un beneficio a sectores que siguen siendo víctimas de cobro de piso y otros delitos.

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