Por Juan José Romero

La parroquia de la Santa Cruz fungió como velatorio para que familiares, amigos y ciudadanos chilpancingueños pudieran despedirse del presidente municipal de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, después de haber sido arteramente asesinado en el transcurso del domingo, sin embargo, el lugar fue completamente insuficiente para albergar a tanto doliente.

Desde la madrugada estuvo repleta, igual que las calles adyacentes. ¡Justicia, justicia, justicia! ¡Pre-si-dente!, ¡pre-si-dente!, ¡pre-si-dente!, fueron algunas de las consignas que se escucharon toda la mañana en la parroquia del barrio de la Santa Cruz, entre misa y misa, una celebrada poco después de las siete de la mañana y la otra antes del mediodía, a las cuales asistieron algunos personajes de la vida política que algunos de ellos, no quisieron hablar.

A la parroquia llegaron a presentarle sus condolencias a la familia de Alejandro Arcos, principalmente a su esposa Sandy, a su pequeño hijo Alex y a sus padres y hermanos, el ex gobernador Héctor Astudillo Flores; el ex candidato al Senado de la República, Mario Moreno Arcos; el presidente de la Junta de Coordinación Política, Jesús Urióstegui García; el coordinador de los diputados locales del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Robell Urióstegui Patiño; los dirigentes estatales del partido del Sol Azteca, Mario Ruiz Valencia y de Acción Nacional (PAN), Eloy Salmerón Díaz, entre otros.

Fueron cientos de personas las que acudieron a despedir al alcalde de Chilpancingo; integrantes de la sociedad civil, ex funcionarios estatales y municipales, amigos y compañeros de él; en todos había un común denominador, incluso entre los propios reporteros que cubrían las exequias: caras de tristeza, de dolor y de una gran impotencia contenida. ¡Justicia, justicia, justicia!, no se dejó de escuchar.

Incluso en los comentarios a las afueras de la iglesia una de las frases expresada por el propio Alejandro Arcos en una de las últimas entrevistas que dio: “me han preguntado que cómo me gustaría que la gente me recordara el día en que ya no esté en esta tierra, y yo les he pedido que me recuerden como un promotor de la paz, un promotor de la felicidad, del desarrollo, eso es a lo que aspiro…”

Al despedir el cuerpo de la parroquia de la Santa Cruz, para ser trasladado a la Catedral de la Asunción de María, el Padre Baltazar Vega Ramos, tuvo unas sentidas palabras para el alcalde chilpancingueño y lo comparó con una semilla fértil que se siembra en el surco de la vida: “Alejandro tuvo una misión, una misión de paz, de justicia y progreso para nuestro pueblo, nuestra ciudad y nuestro municipio y el estado; podríamos decir que su vida terminó como Dios le pidió, con una misión a desempeñar en esta vida; que su ejemplo, su entrega y generosidad sea un ejemplo para nosotros; que sea una semilla que caiga en el surco de nuestro corazón y que como él, trabajemos y luchemos por construir una sociedad en paz, más justa, solidaria y fraterna y que su muerte no sea en vano, que abra nuestra conciencia, ilumine nuestra razón para que la violencia y el odio no sigan dañando nuestra vida social”, acto seguido, el presbítero le echo la bendición.

De igual manera uno de los tíos de Arcos Catalán expresó: “sus proyectos eran grandes, el no nos va a dejar, ni nos dejará nunca, lleva el amor para todos, siempre vivió y lo dijo, cuando yo me muera Chilpancingo estará libre, Chilpancingo será una de las capitales que van a dar el resultado de la responsabilidad de la seguridad y vean ustedes nada más como ha sido la vida, le ha cobrado con su vida”.

El féretro con los restos mortuorios de Alejandro Arcos fue sacado de la parroquia para ser trasladado, entre vivas y gritos de ¡justicia!, ¡justicia!, ¡justicia!, a la Catedral de la Asunción de María, donde se celebró una última misa en su honor.

Cabe resaltar que en el recorrido rumbo a la Catedral, su esposa Sandy, su pequeño hijo Alex y demás familiares de Alejandro, no eran acompañados por político alguno, sino por tres párrocos: los Padres Balta, Gamaliel y Efraín, quienes les dieron fortaleza en todo el recorrido.

Cabe señalar también que durante el recorrido, en algunas partes de la avenida Juárez, el cortejo tuvo que detenerse brevemente porque algunos ciudadanos le arrojaron pétalos de rosa en señal de respeto y cariño a su presidente municipal.

Fueron cientos, quizá miles de chilpancingueños quienes acudieron a despedir a su alcalde, por lo que la Catedral de la Asunción de María, donde fue recibido por el párroco Benito Mayo, fue insuficiente para albergar a tanta gente que tuvo que esperar en la explanada y en los alrededores del kiosco, a que terminara la homilía.

Finalmente, el cuerpo de Alejandro Arcos Catalán fue llevado a descansar al Panteón de la Paz, alrededor de 24 horas después de que arteramente le quitaran la vida; antes paso a despedirse de su oficina, del ayuntamiento en donde estuvo al frente por escasos 6 días, en medio de gritos y vivas para Alejandro Arcos.

“Dale, Señor, el descanso eterno y luzca para él la luz perpetua…”, dijeron durante la omilia.

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