Al señor Andrés Manuel López Obrador le valen madres la Constitución “y las leyes que de ella emanan” que jurara cumplir y hacer cumplir.
Y ya alguna vez hasta ha soltado que a él no le “salgan con eso de que la ley es la ley”.
Eso es la llamada 4T:
Imposiciones y arbitrariedades constantes, corrupción cada vez más apabullante, criminalidad en constante ascenso… porque muy desgraciadamente los mexicanos tenemos hoy un gobiernito –éste sí de cuarta— que no ajusta su actuación dentro del marco normativo.
Además, porque quienes rodean al cada vez más irascible ocupante de Palacio Nacional pecan de ignorancia supina… o tienen temor a que desate su furia sobre ellos, por lo que prefieren seguirle la corriente –aunque sepan que AMLO mantiene posiciones erróneas, equivocadas— y con ello no perder el favor “de El Señor” y, claro, “el hueso”.
Ahí tenemos el actual caso de quien nos cobra por despachar en el viejo Palacete de los Covián, Adán Augusto López, quien con tal de arrancar unos cuantos aplausos y aislados gritos de “¡Presidente! ¡Presidente!” evidenció ante la manada morenista de la Cámara de Diputados su analfabetismo político y, sobre todo, jurídico.
¡En esas manos están la gobernabilidad y la gobernanza del país!
Porque en la reunión de la bancada guinda, previa al inicio de sesiones –que se convirtió en pasarela de “corcholatas”–, el ex senador y ex gobernador de Tabasco soltó de su ronco pecho:
«Nosotros creemos que no pueden estar las convenciones internacionales por encima de nuestra Carta Magna…”, refiriéndose a la legislación internacional que no contempla y sí condena las figuras del arraigo y la prisión preventiva de oficio por ser contrarias a los Derechos Humanos y, sobre todo, a la presunción de inocencia que ya consagra nuestra Carta Magna.
Pero como la oposición a su derogación de nuestro derecho penal parte de Palacio Nacional, López Hernández sigue la corriente diciendo barrabasadas, basadas en creencias, no en hechos.
Porque desde 1992 las leyes constitucionales y los tratados internacionales tienen la misma jerarquía normativa y se encuentran en un nivel superior a las leyes federales y locales que se ubican en uno inferior sin que entre ellas, una prive sobre la otra.
Pero, todavía peor. En el mismo evento, se lanzó en contra del proyecto presentado por el ministro José María Aguilar a consideración del pleno de la Corta de Justicia.
Dijo que si ese proyecto llegará a declararse viable, “pues estaría terminando con toda la estrategia de seguridad de este país y yo creo que eso no lo merecen los mexicanos».
¿Cuál estrategia de seguridad? ¿La de abrazos y no balazos?
Estamos jodidos, entonces, señor secretario de Gobernación.
¿No cree usted?
Claudia, la aduladora
¡Ya Chole con los infinitos halagos de Claudia Sheinbaum a López Obrador!
Harta, atiborra, empacha con tanta lambisconería a la figura de AMLO.
¿Qué no tiene nada serio, profundo, qué decir? ¿Se le agotó el discurso político? Pues ¡tendrá que contratar a un mercadólogo extranjero para que la asesore!
Porque, mire usted, la “regenta” de AMLO en CDMX acaba de lanzar una convocatoria a los morenistas, en el mismo evento que le sirvió de pasarela, y no para elaborar una agenda legislativa, de los diputados a quienes más o menos coordina Nachito Mier.
¿Una convocatoria de Sheinbaum para reiniciar la recuperación económica con leyes ad hoc? ¿Acaso para que de verdad la mayoría en la Cámara Baja legisle una reforma penal y penitenciaria como demandan estos tiempos violentos, que ya son hasta de narcoterrorismo? ¿Quizá para que mejore en serio el sistema, de salud, aunque en calidad de mientras no sea como el de Dinamarca?
No, ladies & gentlemen, la convocatoria de la científica, avalada por cifras eso sí, es para que todos los que pertenecen a la (mal) llamada Cuarta Transformación se aboquen a “la tarea” de hacer ¡que, en septiembre del 2024, el presidente Andrés Manuel López Obrador logre 85% de popularidad en México!
Y es que dice hoy tenemos al mejor Presidente de la República en toda la historia nacional, algo que estoy cierto ni ella cree en lo más profundo de su oscuro ser.
¿A poco no es cierto que la señora Claudia Sheinbaum ya cansa con tanto halago bobalicón a AMLO?