Desde hace varios días empezó a correr el rumor de la posible renuncia de la secretaria estatal de Salud, Aidé Ibarez Castro, ante la limitada capacidad operativa que padece, pues diversos grupos le han acotado los espacios tanto en el nombramiento de los funcionarios de la estructura de mando en esa dependencia, como por los intereses de personajes que intervienen desde dentro y desde fuera en la toma de decisiones y en el manejo presupuestal.

Una filtración confirmó que efectivamente la doctora Ibarez habría presentado su renuncia, misma que hasta este momento no le ha sido aceptada. Pero el asunto va tan en serio que ya se sabe quién podría sustituirla: un distinguido médico oncólogo, exdirector del Instituto Estatal de Cancerología, con sede en Acapulco.

Sin embargo, el asunto es mucho más complicado que el mero relevo de funcionarios, por dos razones:

Primero, porque además haber estudiado medicina en Cuba y de tener una larga trayectoria académica y profesional de 36 años en la Universidad Autónoma de Guerrero y en la propia Secretaría de Salud; además de sus dos maestrías en Geriatría y en Medicina Tropical, así como un doctorado en Terapia Humanista, ha combinado su actividad con la de luchadora social y dirigente de Izquierda, ligada a los proyectos del presidente Andrés López Obrador y del senador con licencia, Félix Salgado Macedonio.

De hecho, Ibarez fue candidata a diputada por el Distrito 04 de Acapulco en el proceso electoral del año pasado, pero el INE canceló su registro al mismo tiempo que el de Félix como candidato a gobernador, ambos por Morena.

Y segundo, porque cuenta con el apoyo de la gobernadora Evelyn Salgado, quien simpatiza con su proyecto de medicina social dirigido principalmente a llevar la infraestructura de salud a zonas marginadas del estado. Y de hecho, Ibarez cuenta además con el apoyo del presidente López Obrador, con quien se habla “de tú” luego de muchos años de acompañarlo en su lucha política, sobre todo en Guerrero.

De modo que hacer efectiva la renuncia de Aidé Ibarez conlleva el riesgo de enfrentar innecesariamente el disgusto presidencial, pues AMLO fue quien la recomendó y Félix Salgado asumió paralelamente como suyo el compromiso desde la etapa electoral.

Por lo que convendría revisar el juego de intereses que se mueve en la Secretaría de Salud, y que ha limitado sobremanera la labor de Ibarez, quien habría dicho a sus cercanos que renuncia “por dignidad”. Y así tendrán que abrirle los espacios necesarios, pues solo causas de fuerza mayor podrían justificar su salida ante el presidente y ante la propia gobernadora que ya está interviniendo para combatir los viejos vicios heredados en esa dependencia tan importante para el bienestar de la población…