Por: Carlos Álvarez Acevedo
Los investigadores Ernesto Valenzuela Valdivieso y Atlántida Coll-Hurtado, del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), publicaron en los ‘Anales de Geografía’ de dicha institución académica (2010, vol. 30, núm. 1, 163-190), el ensayo ‘La construcción y evolución del espacio turístico de Acapulco’, en el que describieron, entre otras cosas, el nacimiento del fraccionamiento Costa Azul.
La fundación de dicha colonia, en la década de los sesentas del Siglo pasado, se dio con la concepción de un barrio residencial de clase alta -no tan pudiente como Las Brisas-, pero con la singularidad de tener calles radiocéntricas, uno de los estilos de diseño urbano más utilizados en importantes ciudades europeas, como la italiana Milán, la rusa Moscú, la neerlandesa Amsterdam o la alemana Nordlingen.
El radiocéntrico, (también llamado radioconcéntrico), se caracteriza por tener un plan de desarrollo urbano en el que predominan las avenidas radiales, conceptualizadas para localidades en las que los individuos residentes en su periferia tienen que desplazarse con facilidad al punto focal de una ciudad. Y es que Costa Azul estaba pensada para ser eso: el centro de Acapulco, tal como ahora, y de facto, lo es.
Décadas después, con la corrupción y la migración, se dio un polémico fenómeno, el de la gentrificación, que se refiere al proceso de transformación de un espacio urbano deteriorado o en declive, a partir de la preconstrucción o rehabilitación con mayores alturas que las existentes (edificios y condominios), lo que provoca un aumento de los alquileres o del coste habitacional en dichos espacios.
Con la gentrificación se produce un cambio poblacional de los usuarios de un territorio, en el que los nuevos usuarios pertenecen a un estado socioeconómico superior al de los originales, los cuales son desplazados de sus barrios en un proceso que, por lo general, tiene cuatro fases que se enlazan entre sí: abandono, estigmatización, regeneración y mercantilización.
Costa Azul, estuvo bien planificado, pero como todas las zonas urbanas que tienen cierta longevidad, sufre de problemas comunes que tiene toda la ciudad: delincuencia, deficientes servicios públicos municipales (como son carencia de agua potable, una deficiente recolección de la basura, falta de iluminación, etcétera). Sin embargo, todos estas problemáticas son factibles de mejorar, pero sólo con una coordinada y respetuosa interacción social y gubernamental.
Este es el caso de la Asociación de Propietarios y Residentes de Costa Azul, cuyo nuevo presidente es el joven Héctor Javier Nájera Basilio. El comité directivo de dicha organización civil prometió trabajar de la mano con el Gobierno Municipal. A su vez, la alcaldesa Abelina López Rodríguez aseguró que va a apoyar al fraccionamiento, para que éste “vuelva a brillar como antes”. Ojalá esto trascienda a las palabras y se logren acciones concretas para el beneficio de dicho fraccionamiento, donde habitan más de 50 mil personas, aproximadamente.
El nuevo presidente de los colonos de Costa Azul tiene buenas ideas, mismas que, bien aplicadas, deberán llevar a grandes cambios, a gran escala. Nájera Basilio indicó a los propietarios y residentes de dicho fraccionamiento -insertado en una importante área turística y comercial- que dará oportunidad a la ciudadanía para que opine y participe. Me gusta ese enfoque, porque siempre hay que tener humildad para aceptar las críticas, aunque también serán bienvenidas las propuestas.
Héctor Javier Nájera Basilio deberá construir el modelo de una micro ciudad del futuro que pueda comenzar a replicarse en otras zonas urbanas de Acapulco. Por supuesto, que para hacer grandes cosas, se requieren pequeños cambios. Hay un dicho en hebreo: “Todo se espera, todo se sabe”. Si hay un proyecto y este no funciona, hay que modificarlo, incluso de raíz. También es fundamental ser disruptivos, adelantarse décadas e incluso un siglo a lo que vendrá.
Debemos recordar cómo era el Costa Azul de nuestra infancia, en el que vivieron nuestros familiares y amigos. ¿Queremos ese? ¿Queremos otro? Antes que todo, o que nada, tenemos que definir nuestra visión de la colonia o fraccionamiento que se desea o que se pretende. ¿Uno tradicional? o, ¿uno de vanguardia? ¿O queremos una combinación de ambos? Uno de futuro, evolucionado. Con todo lo anterior, para todos y cada uno de los acapulqueños, Costa Azul debe de ser, siempre, el ejemplo a seguir para nuestra ciudad y puerto.